El Rol de la Desalación en la Agricultura

La agricultura es el mayor consumidor de agua dulce a nivel mundial, representando cerca del 70% del uso global del recurso hídrico. Sin embargo, la escasez de agua, el cambio climático y la sobreexplotación de acuíferos han llevado a buscar soluciones sostenibles para asegurar la producción de alimentos. En este contexto, la desalación de agua de mar y agua salobre se ha convertido en una alternativa clave para abastecer al sector agrícola.

¿Por qué la desalación es importante para la agricultura?

La desalinización permite transformar el agua salada en agua apta para riego, ofreciendo una fuente confiable y constante incluso en zonas áridas o con sequías prolongadas. A diferencia de las fuentes tradicionales, el agua desalinizada no depende de lluvias ni de embalses, lo que brinda mayor seguridad hídrica a los agricultores.

Además, el agua obtenida mediante ósmosis inversa (RO) o tecnologías avanzadas de filtración puede ser ajustada en su contenido mineral, evitando problemas de salinidad en los suelos y mejorando la calidad de los cultivos.

Beneficios de la desalación en el sector agrícola

1. Disponibilidad constante de agua: reduce la dependencia de fuentes naturales limitadas.

2. Mejora en la productividad agrícola: asegura riegos eficientes y controlados.

3. Protección de acuíferos: evita la sobreexplotación de fuentes subterráneas.

4. Adaptación al cambio climático: ofrece resiliencia frente a sequías.

Retos y consideraciones

Si bien la desalación ofrece grandes ventajas, también presenta desafíos:

• Costos de energía: la producción de agua desalinizada requiere un consumo considerable de electricidad, aunque las tecnologías actuales buscan mayor eficiencia.

• Gestión de salmuera: el subproducto del proceso, rico en sales, debe ser manejado adecuadamente para evitar impactos ambientales.

• Costos para pequeños agricultores: aunque el precio del agua desalinizada ha disminuido, aún puede representar una inversión elevada para comunidades rurales.

Casos de éxito en el mundo

Países como Israel, España y Arabia Saudita han demostrado que la desalación puede integrarse exitosamente a la agricultura. En Israel, más del 50% del agua utilizada en la agricultura proviene de plantas desalinizadoras, lo que ha permitido cultivar en zonas desérticas.

Conclusión

La desalación en la agricultura no es solo una alternativa, sino una necesidad frente a la crisis hídrica global. Invertir en tecnologías de tratamiento de agua y en el uso responsable de los recursos garantiza la seguridad alimentaria y la sostenibilidad del sector agrícola en las próximas décadas.